Hay momentos de la vida donde los años pasan. Nos vamos haciendo más viejos,pero sentimos que no crecemos. Años dónde nos importa demasiado quedar bien, hacer lo que debemos (únicamente), cumplir. Y nos olvidamos de lo que es realmente importante. Aquello que nos hace evolucionar. Ser mejores.
En mi caso,el proceso de evolución llegó de la mano del amor. Del propio. Ese que durante mucho tiempo busqué en otros. Necesitando su aprobación o visto bueno.
Evolucionar con amor. Cómo acto revolucionario.
